domingo, julio 30, 2006

Obra póstuma del poeta Carlos Rodríguez

LIBRO
Obra póstuma del poeta Carlos Rodríguez

Néstor E. Rodríguez/Para Clave Digital

SANTO DOMIGO, D.N.- Con la publicación de 'El West End Bar y otros poemas y Volutas de invierno', de Carlos Rodríguez, la Dirección General de la Feria del Libro da un importante paso hacia la difusión de una de las voces más singulares de la poesía dominicana.

La obra de Carlos Rodríguez hay que ubicarla siempre en el lugar más distante concebible con respecto a las tendencias escriturales de su tiempo. Ajeno a las modas estéticas, Rodríguez conforma un universo textual marcado por la constante tensión entre lo que el poeta ve del mundo y lo que éste le devuelve a través de las formas más insólitas de la percepción.

En el "preludio” de este cuidado volumen, León Félix Batista destaca de Rodríguez su empeño por “otorgar el privilegio de profunda relevancia a los hechos cotidianos”. Puede que sea ése el matiz que mejor emblematiza el decir de este brillante autor desaparecido a destiempo en Nueva York. La poesía de Rodríguez se decanta específicamente por la lectura irónica de la banalidad urbana. Uno de los efectos de esta operación parecería ser la construcción de una imagen precisa del poeta como cronista de las prácticas de la vida cotidiana en la maraña de la ciudad. En un espacio literario como el dominicano, en donde prima la marca de una poesía fácil, embaucadora y sensiblera, ¿se le puede pedir más a un poeta?

Lo que asesina al limpio
Lo que asesina al limpio,
al pretendidamente limpio con solapas grandes
no es la cámara de gas del homicida.
Lo que tumba no es el viento sucio
que sopló en la tarde (o),
la novedad de un paso desplazándose en la cuerda.
Lo que asalta y enloquece verdaderamente,
es la línea sola del equilibrista,
su lugar-desprevención (carrera a solas) o lo que es
la metafísica y lo opuesto.
La ciudad en lo alto señala el rumbo en los relojes.
En la tarde grande (auténtica)
vístase el poeta.
En esa misma habitación se descompone,
se horroriza.

Augurio espectral en Osiris Vallejo

VENTANA / Qué leer. LISTIN DIARIO 7-30-06

Augurio espectral en Osiris Vallejo
IBETH GUZMAN

Serpenteándose por los surcos de la premonición, el escritor dominicano Osiris Vallejo saca a la luz pública el poemario “Saint Domingue, 2044”, texto que le hiciera merecedor del Premio “Letras de Ultramar” (2005) en el renglón de poesía, el cual fue publicado por la Secretaría de Estado de Cultura, a través de la Editora Nacional y presentado en la recién finalizada IX Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.

En estos versos se nos presenta un autor situado en una proximidad temporal relativamente cercana, desde donde nos refleja un contexto plagado de ignonimia y tiznado de un vacío ideológico cosechado de la inercia sociocultural en la que nos siembra la prescripción, ineficaz, de modelos políticoeconómicos arbitrarios a nuestra idiosincrasia.

En estos poemas se percibe, a temprana lectura, un bisustantivación que procura reflejar dos aspectos primarios y definitorios de la poesía de Vallejo: la otredad borgiana, desdoblamiento psíquico del yo en el efecto espejo, y la duplicidad de una opción unívoca.

Existe, como un elemento recurrente en la poética de Osiris, una tendencia innata, perceptible en una lectura minuciosa, a la nulidad; asida, por correspondencia intrínseca, a unos rasgos de despersonificación observables en versos del tipo: “Quién serás tú, cuando ya no seas tú”, de los cuales abundan en la conformación íntegra del libro, y en los que pernocta un temor a la inexistencia, al quebranto de la identidad y a la desolación. Siendo así, el fenómeno de la pérdida del conjunto de caracteres que distinguen a una persona del resto de sus semejantes trae consigo, por vía de consecuencia, el sentimiento que emerge de la frontera entre la nostalgia y el desasosiego: la apatria, esa sensación de no pertenecer a ninguna parte que se edifica a través de la castración de la estirpe simbólica y material de una nación. Este artilugio humano alcanza su punto de distensión en la abolición y desmembramiento de la constitucionalidad. Es pertinente sacar a colación el punto geográfico donde se ubica el poeta, justo en el medio de la isla, que ya está dividida equitativamente, según las palabras del autor.