lunes, diciembre 06, 2010

NOCHE LARGA DE MUSEOS...


NOCHE LARGA DE MUSEOS
Félix Villalona
(poeta y asistente de la Dirección de la Editora Nacional)

Desdibujo del arte su arte
Subverso de equilibrista confuso
Porque el arte es una tela tendida
Sobre la vasta quietud de las sombras
Museo de las noches
Magia
Desarreglo de los sentidos
Árbol de masa encefálica y ojos en llamas
Y esa noche
Noche larga de los museos
Lloviznada de ensueños
Mujer que sale venciendo el tedio
Que atraviesa el poema oculto
Detrás de la noche
Cual dioscuro
Y al fondo
Los museos se tragan las noches
Su intento banal
De escaparse con el día.

miércoles, diciembre 01, 2010

Libro de la Editora Nacional traducido al inglés


Se acaba de publicar Divergent Dictions: Contemporary Dominican Literature, traducción al inglés de Escrituras de desencuentro en la RD (Premio al Pensamiento Caribeño 2005), del escritor y poeta dominicano Néstor E. Rodríguez.

Escrituras se publicó por Siglo XXI en México en 2005 y luego la Editora Nacional de la República Dominicana, dependencia del Ministerio de Cultura, publicó una edición ampliada en Santo Domingo en 2007. La traducción al inglés se hizo en base a esta edición dominicana.

La traductora de Escrituras al inglés es Kerstin Oloff, académica alemana afiliada a la Universidad de Durham (Inglaterra), quien se especializa en las letras del Caribe.

La imagen de portada de Divergent Dictions es obra del laureado fotógrafo dominicano José Uribe.

Divergent Dictions
sale bajo el sello de Caribbean Studies Press (EEUU).

lunes, noviembre 22, 2010

Premio Iberoamericano a libro editado por el MINC


Libro del Ministerio de Cultura gana Premio Iberoamericano de Poesía “Jaime Sabines” para Obra Publicada 2010

La obra literaria Perros muy azules (Ediciones de Cultura, Santo Domingo), de la poeta mexicana Claudia Hernández de Valle-Arizpe fue seleccionada como ganadora por el jurado calificador del Premio Iberoamericano de Poesía “Jaime Sabines” para Obra Publicada 2010, donde compitió con obras participantes provenientes de seis países diferentes de Iberoamérica. Fue premiada en conjunto con Satori (Práctica Mortal, México), del también mexicano León Plascencia Ñol. El jurado estuvo integrado por los poetas David Huerta, Elva Macías y Marcelo Uribe. La información consta en mensaje de felicitación enviado al Ministro de Cultura José Rafael Lantigua por el Director de Dilvulgación de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Chiapas, México, sr. Oscar Carrillo Luna a nombre del Secretario de Educación, Mtro. Javier Álvarez Ramos.
En conferencia de prensa realizada en las oficinas de la Representación del Gobierno del Estado en la ciudad se anunciaron los resultados de la deliberación. Los integrantes del jurado se congratularon con los esfuerzos institucionales que el gobierno de Juan Sabines Guerrero realiza a favor de la literatura y particularmente de la poesía, cosa que no es común actualmente no sólo en México sino en toda América Latina. De acuerdo a sus palabras, ambas obras seleccionadas para recibir el premio se caracterizan por su originalidad e inteligente riesgo, además de que se distinguen por la seriedad y riqueza en sus propuestas, concepción y factura poéticas. Por su parte, tanto Hernández de Valle-Arizpe como Plascencia Ñol se mostraron muy complacidos por compartir este premio y coincidieron que aunque ambas obras son muy diferentes en su estructura, han sido escritas a partir de experiencias evocadoras de la memoria y la desmemoria, en etapas personales vividas fuera del país. Se recuerda que Hernández de Valle-Arizpe vivió por varios años en la República Dominicana, en tanto Plascencia Ñol estuvo invitado a la recién pasada XII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2010, dedicada a México.
De inmediato el Lic. Lantigua felicitó a la poeta Hernández de Valle-Arizpe, “quien durante su estancia en Santo Domingo cosechó numerosas amistades y dejó un grato recuerdo de su ejercicio literario en nuestra Ciudad Primada de América” y cedió los derechos de publicación de una nueva edición de la obra a la entidad patrocinadora del certamen.
Esta primera edición de Perros muy azules fue publicada por la Editora Nacional, dirigida por León Félix Batista, bajo el sello Ediciones de Cultura, que coordina Basilio Belliard, director de Gestión Literaria, y trae en su portada una obra gráfica del dominicano Gerard Ellis.
La ceremonia de premiación se llevará a cabo en Tuxtla Gutiérrez en el mes de diciembre y la misma será presidida por el gobernador del Estado, Juan Sabines Guerrero.

LANZAMIENTO


El Ministerio de Cultura
y la Editora Nacional

Tienen el honor de invitarle
Al acto de presentación del libro
Caracterización del modernismo en la música dominicana
De la prof. Bernarda Jorge
Martes 23 de noviembre de 2010,
7.00 p.m.
Salón de los Espejos
Palacio de Bellas artes
Av. Máximo Gómez esq. Av. Independencia
Santo Domingo

domingo, octubre 24, 2010

Reseña de Escrituras de desencuentro en La Habana Elegante


Escrituras de desencuentro en la República Dominicana
Néstor E. Rodríguez
Editora Nacional República Dominicana, 2007, 195 p.
Luis Pulido Ritter, Universidad Europea de Viadrina Frankfurt/Oder, Alemania

El profesor universitario y poeta dominicano Néstor E. Rodríguez nos ha entregado un texto analítico de gran alcance para comprender a la vez la cultura dominicana, donde se cruza lo político, lo literario y lo económico, y la representación de la literatura como espacio de desencuentro “entre ciertos relatos normalizadores de la nacionalidad y modelos más lábiles de de identidad cultural” (17). Es decir, el autor se propone desmontar a través de una mirada crítica las bases sobre la cual se ha erigido el edificio de la nacionalidad dominicana, una base que ha sido y es excluyente y racista con respecto a los negros y, especialmente, en lo que toca a los haitianos, sin dejar de ser tampoco una estrategia discursiva de control político y cultural ejercida sobre los propios dominicanos. Es un texto sobre la historia intelectual de esta isla, no obstante, se extiende a todo el Caribe, a toda la América Latina, una historia infame que se arma a través de una idea de nacionalidad hispanista, católica y racista, idea que también podemos encontrar con variaciones tanto en Panamá, como en México, en Costa Rica, y en Colombia.
En el transcurso de seis capítulos, elaborados diacrónicamente, pero manteniendo siempre el pulso de su objetivo, que es mostrar el discurso de la exclusión en la Republica Dominicana, el autor nos presenta, siguiendo a Derrida, la idea de archivo como el espacio donde el poder de la narratividad de la nación dominicana, el de la ciudad letrada (Ángel Rama), ha de ser controlado, preservado y vigilado. Se trata de un archivo que se va elaborando desde el siglo XIX, y que encuentra su "justificación" histórica ante la ocupación de la isla por la República de Haití, 1822-1844, y que tiene su fundación narrativa en Enriquillo (1882), de Manuel de Jesús Galván que, según el autor, desarrolla ampliamente los elementos que marcarían el decurso del archivo, a saber, la negación de la herencia africana y la exaltación del sentimiento hispánico y el catolicismo. Y a partir de aquí, con el trujillismo (que el autor no llega a designar del todo como fascista, a pesar de tener rasgos comunes con esta forma política) la dictadura cambia el nombre de Santo Domingo por el de Ciudad Trujillo, y, con sus “Arcontes”, Peña Battle, Emilio Rodríguez Demorizi y el ex-presidente Joaquín Balaguer, se re-crea el archivo de la exclusión y el racismo a partir de los años cuarenta. En fin, se re-crea esa dominicanidad, que es una nacionalidad que lleva la mancha de que en su nombre se haya cometido y justificado una matanza, un genocidio en el río Dajabon, “mejor conocido como Masacre” (99), y que permite precisamente ese archivo que se fue elaborando desde el siglo XIX. Y aquí, este régimen, el trujillato, no solo comparte "algo" o "mucho" con el fascismo, sino también con el nazismo, la versión genocida del fascismo, con la diferencia de que no construyó campos de concentración para el genocidio sistemático. Pero esto no le impidió elegir a sus víctimas, ya diseñadas en ese archivo, como hicieron los antisemitas con los judíos en Alemania.
En los próximos capitulos, sobre todo a partir del capítulo tercero, "Escritura e Identidad desde los márgenes de la ciudad trujillista', el autor analiza a aquellos poetas que, a pesar de haber sidos funcionarios del régimen en el servicio exterior como Manuel del Cabral, autor de Trópico Negro (1942) y Hernández Franco, de Yelidá(1942) – llama, por cierto, la atención que ambos textos fueron publicados mientras cumplían sus funciones en el extranjero – comienzan a remover el archivo que, por otra parte, le permitía justificar el genocidio a Balaguer por la llamada «dominicación de la frontera» (65) de los años treinta. Y este cuestionamiento del archivo, aún cuando los mencionados autores se alinearon posteriormente con la ideología cultural del régimen, se basó en la introduccción del tema negro. Por su parte, la poetisa Aída Cartagena Portalatín introduce el tema de la mujer, punto que también socava a la ciudad trujillista, pues su archivo también se agenció el poder en la construcción 'homo-hegemónica' (106) de la nación. No fueron ellos los primeros en tener una postura iconoclasta con respecto a ese infame archivo, pero ya aquí comienza abrirse la puerta, a desconfiguarse el espacio homogéneo de la dominicanidad que, a partir de los años setenta y ochenta, encuentra a sus má radical desarticulador en Manuel Rueda (1920-1999), inaugurándose así lo que el autor designa como 'literatura extramuros', el espacio rizomático, donde entrarían otros autores y textos, tanto de la isla (Arias y Hernández) como de la diáspora (Julia Álvarez, Torres Saillant). Se produce entonces un re-planteo crítico del archivo al desterritorializarse esa idea de la dominicanidad, con la entrada del género, la cultura popular, la diáspora, etc. En este sentido es importante notar el diálogo crítico de Néstor Rodríguez con Torres Saillant al señalar que este último "no logra deshacerse del todo del aparato conceptual", por estar endeudado todavía en la búsqueda "de una dominicanidad esencial" (158). Se destaca así el hecho de que ese archivo persiste, incluso en aquellos que reclaman una originalidad, una esencia de lo nacional desde una perspectiva aparentemente iconoclasta. Pero, sin embargo, han habido y hay textos literarios que han mostrado desencuentros con la idea dominante de la dominicanidad, con respecto al lenguaje de ese archivo "latinoamericano" que incluye la ideología fundacional del mestizaje, del indio y del español, es decir, la raza (no importa si elaborada en términos culturales o específicamente raciales). El libro de Néstor E. Rodriguez, en fin, resulta iluminador, y provee herramientas para enfrentarnos con las variaciones nacionales de ese archivo que, en la República Dominicana, terminó demostrándonos no solo la potencialidad criminal de semejante construcción cultural, sino también lo que es aún más deplorable, la ejecución y la justificación cínica de un genocidio que pesa sobre la historia moderna de las repúblicas criollas-nacionales.